quarta-feira, maio 20, 2009

Cuando mueren las piernas

Hoy mis piernas pesaban más de lo normal. Les correspondería ser las encargadas de llevarme de un sitio a otro, de conducirme por los caminos que debo recorrer, pero cuando no sólo no son capaces de hacerlo, sino que además se vuelven un impedimento, es difícil seguir adelante. Por un momento consideré la posibilidad de usar mis manos para desplazarme, después de todo llevo algunos meses ocupándome mucho más de mi condición física, desde aquel día en el que simplemente fui incapaz de levantarme de la cama. Sin embargo, me vinieron a la memoria mis escasas y poco exitosas experiencias en cualquier cosa mínimamente relacionada con la gimnasia y recordé que mi problema nunca fue la fuerza, sino el equilibrio. Descartadas las manos, los brazos, no me quedaban muchas otras posibilidades: podía arrastrarme cual reptil, podía rodar cuesta abajo o podía decidir que el lugar en el que me encontraba era el mejor lugar para estar, así que no necesitaba moverme de ahí, nunca más.
    Los reptiles son criaturas incomprendidas, subestimadas y que sufren muchos prejuicios. Las dos últimas características  no lo creo, pero la primera desde luego que la comparto. Reptar podría ser un buen modo de describirme, de hacerme manifiesto, de exponer mi interior, de mostrarme honestamente. Sin embargo, la relación de un reptil con la tierra es demasiado intensa, son casa e inquilino, madre e hijo, maestro y alumno, preso y policía. Habría sido soberbio asumir ese rol, y seré muchas cosas, pero no soberbio.
    Rodar no deja de ser interesante: es un buen modo de ahorrar energía y de aprovechar la gravedad, pero había algo que me preocupaba mucho, y es que no tendría modo de controlar la dirección en la que avanzaría, estaría completamente a merced de las inclinaciones de la tierra y, dado que mi relación con ella es buena, pero no intensa, como ya quedó patente, pensé que, aunque no tenía claro a dónde quería ir, o ni siquiera si quería ir a algún sitio, dejar una decisión de ese tipo en manos de la Madre podría ser un poco arriesgado. Había que ser cautos y decidí no poner mi camino en juego.
    Por último, la tercera opción parecía ser la que más me convenía, aunque no dejaba de ser una decisión muy drástica la de permanecer ahí, para siempre, reconciliándome con mis piernas y con mi deseo de moverme, mi deseo de seguir hacia adelante, de volver a la senda de las decisiones, del deber ser. Se estaba bien donde se estaba: la lluvia podría saciar mi sed, las manzanas aplacarían mi hambre y, cuando quedara solo (en ese momento no lo estaba), siempre habría algún gato, algún cuervo, alguna ardilla que me hiciera compañía. Sabía que debía moverme, que debía seguir mi camino, aunque desconociera por completo mi destino; sabía que todos me mirarían con desprecio si finalmente decidiera detener mi andar y parar, sólo parar, solo, parar. Pero, ¿qué podía hacer? Mis piernas habían tomado decisiones que me correspondían a mí, o quizás tomaban esas decisiones que yo no me había atrevido a tomar, después de todo lo más difícil es decidir no decidir. Quizás le debía a mis piernas la acción más valiente de toda mi vida: ser cobarde. Era conciente, sin serlo, claro está, de que se estaba bien donde se estaba porque una serie de astros me habían depositado allí, de la mano de los sueños hechos carne, donde el sol brillaba lo justo y donde el césped crecía bajo mis pies, veloz, lo justo como para poder sentir su vida en mis piernas en coma. Era un buen lugar para estar porque todo eso que no era perfecto me lo parecía gracias a la fabulosa labor de mi cerebro, ése que nunca duerme, ni cuando debería dormir; ése que imagina siempre, incluso cuando debería vivir en vez de idealizar.
    Pero en algún momento todo eso se acabaría: los sueños hechos carne marcharían hacia el mar, el sol se volvería abrasador y la vida marcharía de ese césped, que ardería en llamas. Sólo me quedaría mi fantasía, siempre conmigo, esa única compañera que decidió no abandonarme. Quedaríamos los dos, entre monólogos mudos, miradas perdidas y abrazos vacíos. En el futuro todo eso pasaría, pero en ese momento se estaba bien donde se estaba. ¿Para qué luchar? Ser cobarde es la elección más difícil y que requiere más valor. Yo no estoy aquí para ser un héroe, mis piernas no me lo permitirían. ¿Para que luchar?

terça-feira, maio 19, 2009

El rey está desnudo

"[...] Ahora, con Obama, "yes, we can": ya podemos continuar apoyando guerras indecentes y animando incendios propiciadores del terrorismo con el habitual doble rasero en materia de matanzas y derechos humanos. El mito Obama expresa el seguidismo de esta Europa conservadora y burocrática con centro en Bruselas, la que vota a Berlusconi en Italia, a Sarkozy en Francia, la que premió en Inglaterra a Tony Blair con un segundo mandato tras la ignominia de Iraq (en eso los españoles que castigaron a Aznar, fueron superiores a los británicos), por no mencionar a todos los pigmeos y administradores de la rutina que dominan el panorama del poder en el conjunto de los países de la Unión Europea, donde, en este momento, no se vislumbra ni un solo gobernante de talla. [...]"

Seguir lendo (vial Diario de Berlín).

domingo, maio 17, 2009

Dia das Letras Galegas 2009

  O que passou hoxe em Compostela deixou-me sem palavras. Nunca vira uma manifestaçom com tanta xente nesta cidade e isso que a choiva nom deu trégua (xa se fala de crifras: entre 20.000 e 40.000; direi-vos que começou às 12 e que a 1 ainda nom podiamos sair da Alameda pela xente e cando se fixo o acto na Quintana, case às 2, ainda havia xente que nom saira). Eu realmente nom podo dizer nada, así que nom o farei. Mirade as últimas fotos da minha conta no Zooomr e fazede-vos uma idea. Só espero nom enfermar pela choiva implacável.
  Começa xa, loxicamente, a guerra nos médios: Vieiros, Soitu, A nosa terra (via Chuza), Correo Gallego, e demais que prefiro nom enlaçar.

sexta-feira, maio 15, 2009

De luchas y villancicos

Morreu Antonio Vega:





E Love of Lesbian, tras cantar "Lucha de gigantes", deleitam-nos co "Villancico para mi cuñado Fernando".





E así passam os dias.

quarta-feira, maio 13, 2009

Soundtrack

    Se acerca la media noche y estoy agradeciendo el frío para poder sumergirme más entre las mantas de mi cama, enorme. Mientras, Australia me saluda a través de una canción que me recuerda mi último año en DF, viajes recorriendo Avenida Universidad, siempre entre Coyoacán y Narvarte. Geografías lejanas, sentimientos certeros, todo en uno, todo dentro de mí. Lo malo de las listas de reproducción con entornos muy distintos, incluso opuestos entre ellos, es que nunca sabes a dónde te van a llevar, y así viajamos.
    Hacía años que no me tomaba el tiempo, la paciencia, el valor de escribir algo así. Miento, de hecho miento ya que hace pocos días una catarsis me llevó a llenar unas cuantas páginas, pero esas palabras eran personales y fueron devoradadas por los silencios. Seguramente así debe ser. Y hoy, no sé por qué, me nacen estas palabras con ganas de compartirlas con los tres o cuatro fieles a un espacio muy mío y muy de todos, una habitación en la que llevo ya muchos años. Se está bien aquí, no es mal lugar para estar.
    Y mientras, el escenario cambia de nuevo, muda drásticamente y ahora estoy en medio de los Balcanes, aunque no sea así, pero la fiesta no tiene nada que ver con ese cineasta que tú y yo tan bien conocemos, no. De hecho, quizás se sentiría traicionado si viera lo que se puede transformar esa tradición, pero a mí no me importa, sólo disfruto de las trompetas y bailo en trance alrededor de la hoguera, con una botella de vodka en la mano, quizás alguna lágrima recorriendo mi rostro, pero una enorme sonrisa dibujada en mi boca, cansada incluso de tanto reír, de tanto llorar, de tanto existir. Esas fiestas nunca se olvidan, ésas que nunca existieron, no se olvidan.
    Una nueva canción, un nuevo sentimiento, ahora Brooklyn me rodea, unas horas antes del amanecer. No estoy solo, nunca se está solo en New York. Barriles en llamas bajo los puentes me invitan a pensarme y reinventarme, imaginando cómo todo lo que soy es peor que lo que fui y mejor que lo que podré ser. Un par de ojos brillantes me observan, pero no me juzgan, sólo me acompañan con la mirada, su única forma de acompañarme, y me siento seguro, acogido, adoptado. Cuatro vientos me van guiando, van dirigiendo mis pasos hacia el final de esa ciudad. Después de todo, más allá no puede haber otra cosa excepto todo lo demás.
    Nunca he dudado del poder felino, pero la primera vez que escuché esta canción las lágrimas me brotaron sin control, incluso antes de comprender mínimamente la letra. El título era más que suficiente para mí: Metal Heart. Las armaduras tienen pros y contras: dentro se está muy bien siempre que el enemigo esté fuera, pero son una cárcel intolerable cuando la amenaza está también dentro. En ese entonces me venía muy bien el metal, aunque resultó siendo del todo inútil, pero me dio un falso sentimiento de seguridad que agradecí. Ahora, me temo que se podría convertir en prisión, me temo que sólo me impedirá salir a flote de estas aguas.

    Podría seguir toda la noche, podría dedicarme a esto, no se me daría nada mal: soñarme, inventarme, reinventarme y decontruirme. Después de todo no soy nada, así que resulta muy fácil reformularme en algo, lo que sea. La música me puede llevar a donde los pies no pueden y últimamente, cuando la movilidad se ve cada vez más reducida en el mundo físico, no puedo explicar lo importantes que se han vuelto los acordes para mi precaria salud mental, ésa que me exige no anclarme, no ser uno cuando puedo ser mil. Pero esto es lo que es, así que huyo, huyo de mi locus amoenus, huyo de forma ridícula y sin sentido, de la única forma en que se puede huir, siempre hacia adelante, siempre buscando la luz al final del túnel, ésa que se ve a la distancia, sin saber que en realidad es un incendio justo a la mitad. Es por eso que cuesta tanto respirar, así que es por eso. Pero correr viene bien, la salud lo agradece así que este huir se hace con prisa, siempre hacia adelante, sin ninguna duda. E incluso cuando sea evidente que el pantano en el que estamos nos engulle poco a poco, más rápidamente mientras más corremos, ¿qué otra cosa se puede hacer? La huida hacia adelante no es la mejor opción, desde luego: es la única posible.
    Y cuando tengo que dejar de reinventarme, lo mejor es dormir, que en sueños ya se sabe, todo es gratis y no se puede morir. Hoy no escojo ser héroe, bombero, astronauta, millonario, ni siquiera un Don Juan o un gran poeta. Hoy sólo escojo ser otro, alguien distinto, sin más requisitos. Otro, sin espejos, no el del espejo: otro.



segunda-feira, maio 11, 2009

¿Seré un "filoetarra" sin saberlo?

Manuel Rico sempre atopa as palavras que me faltam cando de política se trata:


"Andan algunos medios alborotados porque hay elecciones en puertas y no aparecen listas para ilegalizar. Así que unos quieren prohibir la candidatura de Iniciativa Internacionalista, mientras que otros creen que la serpiente etarra se cobija bajo las siglas de Unidad Nacionalista Asturiana. A falta de pruebas claras sobre vínculos con Batasuna, los periódicos de la derecha nacionalista española descubren sin pudor lo que realmente les molesta. He aquí un artículo de ABC sobre un acto de Iniciativa Internacionalista:

"El manifiesto que se presentará el domingo en la capital guipuzcoana coincide en sus postulados básicos de los filoetarras. El escrito de la plataforma castellana apuesta por el fin de la monarquía parlamentaria, la implantación de la república y la derogación de la Constitución. Además se muestra a favor del derecho de autodeterminación y de la capacidad de cada pueblo a «decidir su forma de gobierno y a la normalización de su lengua y de cultura nacionales». Son dos reclamaciones que componen la columna vertebral ideológica de la llamada «izquierda abertzale»."

Pues si estar en contra de la monarquía, desear la implantación de la República, defender el derecho de autodeterminación y desear la normalización de las lenguas y culturas nacionales le convierten a uno en un “filoetarra”, entonces yo soy un “filoetarra” sin saberlo. Eso sí, habrá que ver con qué palabra definimos a aquellos que intentan exterminar políticamente a quienes no comulgan con el pensamiento nacionalcatólico. ¿Valdría filofascistas? ¿Quizá fascistas a secas? ¿O acaso ultrafascistas?"



Paga a pena seguir de perto a sua Trinchera digital.


Actualizaçom do 17 de maio: A cousa vai a peor, mas a xente nom gosta de ficar calada:

Atropellos con la ley en la mano de Jesús Maraña

Cualquier día descubro que soy batasuno de Isaac Rosa (via escolar.net).

quinta-feira, maio 07, 2009

José Emilio Pacheco gana el Reina Sofía de poesía




José Emilio, maestro, felicidades por un premio más que merecido y espero que se empiece a apreciar tu trabajo en el exterior incluso más de lo que se hace en México.

Foto via Flickr.