Capítulo XIII: De como Camera Obscura no es un conjunto de música clásica
Hace unos años de Escocia surgieron muchos músicos en una generación mágica que ahora empieza a ver parte de su final con la desaparición de Arab Strap. De todos modos, Belle & Sebastian y Mogwai todavía tienen cuerda para dar de qué hablar durante un buen rato. Esta época dorada del pop escocés dejó su huella en una serie de grupos que surgieron tiempo después y que bebieron directamente de estos mentores. Uno de los ejemplos más evidentes es Camera Obscura, grupo que todavía no se puede quitar de encima completamente la continua comparación con Belle & Sebastian, sus principales valedores y tutores, sobre todo en el origen del grupo. Murdoch fue productor para ellos y pareja de Tracyanne Campbell ya hace muchos años. No sería hasta su último álbum, Let’s Get Out Of This Country, que finalmente se lograron quitar de encima la eterna comparación con sus mentores con un disco lleno de momentos dorados y tristes que encontraron, sobre todo por la voz de Campbell, una marca personal.
Una de las maravillas de vivir en esta ciudad, tan alejada de la escena de Glasgow como de la del profundo Sur, es poder disfrutar de pequeños momentos de gloria como el que llegó a esta vieja Compostela ayer por la noche. Camera Obscura subieron al escenario y demostraron que se puede tocar buen pop sin recurrir a nada más allá de los recursos clásicos de toda la vida: una guitarra, grandes músicos, buenas letras y una voz que haga que te olvides de todo lo demás. Escuchando los discos de Camera Obscura, podríamos esperar un concierto dulce, perro con garra; apapachable, pero fuerte, listo a partirte el corazón. Sin embargo, algo no funcionó como debería y el grupo sonó dudoso, correcto pero sin ese algo especial que lo aleja del suelo y hace la noche inolvidable. La conclusión: parecían muy nerviosos. La vocalista olvidaba las letras de sus canciones, el bajista parecía estar escondido detrás de una bocina... Había una incomodidad palpable en el ambiente. Pero la culpa no fue de ellos, sino de los organizadores que escogieron el Teatro Principal para un pop bailable y alegre, incluso cuando las letras hacen brotar las lágrimas. Uno va al Teatro Principal a ver Cineuropa, no a un concierto de pop en el sentido más clásico de la palabra. Será que los organizadores acaso pensaron que se trataba de un conjunto de música clásica. Eso de “Camera” puede ocasionar confusiones... Tanto el público como el grupo estaba incómodo con tanta silla y tan poca pista de baile. Tracyanne Campbell ya dijo desde el mismo inicio que quien quisiera podía bailar lo que se le antojara, pero no es fácil vencer a la sangre tibia de los gallegos y nadie se animó a empezar. Incluso así, los escoceses fueron ganándose al público y cando llegó la hora de regresar al escenario (muy pronto, después de sólo una hora o diez canciones) el respetable aplaudió durante un buen rato calentando el ambiente y convirtiendo los últimos 20 minutos -dos canciones más- en los mejores, con diferencia, de una noche agridulce (todo empezó mal cuando la batería de mi cámara se terminó después de 10 minutos de concierto; todavía más amargo: una hora y veinte minutos sabe a tan poco...)
Y terminé en mi casa mucho antes de lo que imaginara, con ganas de más en el cuerpo y a la espera -deseando- de que un completo desconocido que se sentó a mi lado me mande las fotos que sacó en el concierto a mi mail. El tuvo más suerte con la batería de la cámara.
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