México, México II
Después de un mes (sí, mucho tiempo, lo sé), aquí viene la segunda parte de mi viaje por México, que incluye visitas perdidas de la primera mitad del viaje y las de la segunda, que les debía. En cuanto a esas pérdidas del viaje en mi post pasado, todo se debió a que la batería de la cámara no resistió más y nos dejó sin cámara por lo menos un par de días (no se preocupen: ya me encargué de ella), así que tuve que tomar las respectivas fotos con el celular y no las había bajado. Y es que en Oaxaca, claro está, la visita obligada a la ruta hacia Hierve el Agua fue realizada (ya no es lo que era, pero sigue siendo un lugar maravilloso):
Hierve el Agua
Y de vuelta a Oaxaca, la carretera nos llevó a Mitla, bastante abandonada, por cierto, pero conserva todavía su encanto:
Mitla
Y, por último, al Tule, donde comimos de maravilla:
El Tule
Otro día hicimos otra ruta muy recomendable que nos llevó a San Bartolomé Coyotepec, famoso por su barro negro, a San Martín Tilcajete, cuna de los alebrijes, y a Tlacolula, donde hay un concurridísimo mercado indígena.
San Martín Tilcajete
Tlacolula
La segunda parte del viaje, después de llegar a Guadalajara, y pasar por Zapopan, otro lugar de peregrinación para los católicos con su respectiva catedral, fue agotadora pero muy bien aprovechada con un viaje al lago de Chapala, pasando por Chapala y Ajijic para llegar finalmente a San Cristóbal, donde pasé muchos veranos de mi niñez...
Zapopan
Ajijic
San Cristóbal
Una larga y sinuosa carretera nos llevó después a Colima, donde pasamos una escasa pero indispensable noche en el Pacífico, en una pequeña playa, cerca de Colima, que se llama Cuyutlán:
Cuyutlán
Y, por último, recorrimos desde la costa hasta los Altos de Jalisco, tierra de Juan Rulfo, para llegar a la bella Tapalpa, otro pueblo lleno de recuerdos y que no ha cambiado nada en todos estos años:
Tapalpa
Finalmente, la vuelta a Xalapa, aunque no sirvió para descansar después de tantas horas de carretera, sí fue agradable para huir del calor (excepto en Tapalpa, donde el clima era digno de un pueblo de montaña). El reencuentro con las queridas Midori y Chaya, así como una última estancia con la familia, fue agradable y dio tiempo de una pequeña visita a Veracruz, puerto y ciudad del oxímoron por excelencia.
Midori
Chaya
Veracruz
Y bueno, queda pendiente la estancia en DF, pero aún tengo que recuperar las fotos de un disco duro (mi laptop acabó de arruinarse; agradezco que hiciera un backup). Ya me acabaré de poner al día pronto, verán como sí. Por lo pronto, la vida vuelve a la normalidad en la querida Compostela.
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